De carpinteros a electricistas: la falta de mano de obra se ceba con los oficios

Se han convertido en nicho de empleo ante la alta demanda, pero los jóvenes siguen optando por otras vías laborales
Un aprendiz de fontanero. AEP
photo_camera Un aprendiz de fontanero. AEP

Pasaron de ser oficios denostados por la creencia de que el mejor futuro laboral y estatus se labra en las aulas de las universidades a ocupar los primeros puestos entre las profesiones más necesitadas de mano de obra. Carpinteros, fontaneros, electricistas, mecánicos, encofradores o soldadores son solo algunos ejemplos de una larga lista de perfiles que hoy en día cuesta encontrar para garantizar el relevo y atender la demanda en actividades que la sociedad y la economía necesitan cada día.

No solo ofrecen un pase directo al mercado laboral a quien esté dispuesto a aprender el oficio sino que, ante el déficit de candidatos, garantizan sueldos que superan los que cobran muchos graduados o licenciados. El problema es que les cuesta desprenderse de la imagen de ser refugios para aquellos que no valen para estudiar. Los jóvenes de hoy han crecido con el mensaje de que las mayores oportunidades de éxito las brinda el paso por la facultad, pero los oficios también son carreras.

Recientemente, el Cluster da Madeira de Galicia alertaba sobre la falta de carpinteros expertos en el oficio, un déficit que constatan constructoras y arquitectos. Ya no existe la figura del aprendiz que conocía la profesión de la mano de un maestro carpintero. A esto se suma que muchos profesionales se están jubilando y no encuentran relevo. Aunque la FP ofrece programas formativos específicos, señalan que los jóvenes carecen de experiencia laboral para abordar determinados trabajos.

Una realidad extensible a otros ámbitos como la fontanería o la albañilería. Hace pocos días, el presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción de Lugo, José Manuel Rodríguez Espiñeira, constataba la carencia de estos perfiles y otros como encofradores, alicatadores o electricistas, lo que limita la capacidad de las empresas para asumir trabajos, con listas de espera "de hasta seis meses" para obras menores.

La población que trabaja en oficios tradicionales va envejeciendo y su retirada exige contar con nuevas hornadas de profesionales que continúen con la actividad. Pero la escasez de candidatos es patente pese a la oferta para formarse en estos ámbitos a través de la FP.

Muchos jóvenes de hoy han crecido con la creencia de que las mayores posibilidades de éxito las brinda el paso por la facultad

Más allá de los efectos económicos por el impacto en industrias como la de construcción y reformas, la falta de sucesión en los oficios también amenaza con hacer que se pierdan habilidades y conocimientos que se transmitían de unas generaciones a otras.

Echando un vistazo al portal de empleo del Ministerio de Trabajo, Empléate, se encuentran publicadas más de 600 ofertas para electricistas y casi 190 para carpinteros, no solo de madera sino fundamentalmente metálicos. Otras 238 están en busca de fontaneros. Algunas exigen experiencia pero otras garantizan formación. Y hay muchos más portales de búsqueda en los que se puede constatar la elevada demanda de perfiles de este tipo. Una posible solución para las empresas es procurar mano de obra en otros países.

TESTIMONIOS

Julio Rodríguez Olmo. EP
Julio Rodríguez Olmo. EP

"No es una profesión que guste, pero creo que los jóvenes se equivocan"

Julio Rodríguez Olmo es profesor en la Asociación Empresarial Lucense de Fontanería, Calefacción y Afines (Alufonca) desde hace décadas y, ahora, vive de primera mano un momento muy complicado para su profesión, encontrándose con dificultades para impartir sus propias clases en Lugo debido a la escasez de personas que realmente se interesan por este sector.

"Es muy difícil encontrar personas que quieran dedicarse a la fontanería; no interesa", señala Julio, explicando que desde Alufonca han fomentado cursos de formación sin demasiado éxito. Aunque sí que hay algún caso aislado, el docente no pronostica un buen futuro al sector si no cambia la dinámica existente.

Para él, el problema radica en la desinformación y en la inexistencia de un curso de formación profesional. Además, "hasta el año 2011 había un carné profesional de fontanero", pero las instituciones lo invalidaron.

Rodríguez Olmo señala que "en todas las profesiones está pasando lo mismo" y pide a la Consellería de Industria un cambio de dinámica para evitar la muerte definitiva de la fontanería. "No es una profesión que guste, pero creo que los jóvenes se equivocan. Es un oficio muy digno y se puede ganar bastante dinero", concluye Julio.

Sara García y Rubén Taboada, del Grupo Arta. EP
Sara García y Rubén Taboada, del Grupo Arta. EP

"Existe un verdadero desconocimiento del sector, a mí me pasó"

Sara García, mánager de proyectos en el Grupo Arta en Pontevedra, señala un notable envejecimiento en el sector de la carpintería. "La mayoría en los ciclos son adultos o carpinteros sin título", explica. Para ella, hay un "cierto estigma" asociado al ámbito, lo que desalienta a los jóvenes a considerarlo como una opción viable en sus estudios.

"Creo que existe un verdadero desconocimiento del sector, de hecho, a mí me pasó", confiesa. Sin embargo, terminó estudiando un ciclo superior de diseño y amueblamiento, y ahora se encuentra muy feliz en su trabajo. "La familia profesional no llama la atención de inmediato, pero al investigar, uno se da cuenta de que no se trata solo de fabricar; se pueden realizar cosas muy interesantes e innovadoras", explica, mostrando satisfacción con su labor en la empresa pontevedresa, donde también hace funciones de dibujante.

Rubén Taboada, gerente del Grupo Arta, enfatiza la importancia de promocionar y dar visibilidad a los ciclos relacionados con la familia profesional de madera y mueble. Según él, es extremadamente difícil encontrar jóvenes interesados en el montaje y la fabricación. "Cuando se ven las oportunidades y la demanda existente, la mentalidad cambia", concluye.

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