Rastrean a los jóvenes fugados de la banda que robó el coche de Francisco Vázquez

La Policía Judicial trata de atrapar a los huidos tras detener el viernes a otros dos integrantes del grupo, uno de ellos menor de edad ► Su gira criminal abarcó al menos una veintena de delitos en apenas un par de semanas y acabó después de que la empleada de una gasolinera de Sarria alertase a la Guardia Civil
El estado en el que quedaron los accesos de la cristalería que la banda de jóvenes asaltó en Feáns. CRTVG
photo_camera El estado en el que quedaron los accesos de la cristalería que la banda de jóvenes asaltó en Feáns. CRTVG

La Policía Judicial sigue tras la pista de los dos fugados. Sus compinches, un menor de edad y otro joven ya adulto, quedaron al recaudo del centro de tutela autonómica donde residía y en libertad pero en calidad de investigado, respectivamente. Es cierto que, en la ajetreada gira criminal que llevaron a cabo este mes, robaron, entre otros, un Mercedes Benz S350 que Francisco Vázquez había dejado en un taller en Sada, según confirmaron este martes fuentes de la Guardia Civil. También que en sus correrías recorrieron la provincia de Lugo. Pero en ambos casos, la razón es que no tenían demasiados miramientos a la hora de seleccionar sus objetivos. Ni por valor ni por distancia.

A los cuatro chavales de entre 15 y 20 años que en principio parecen componer la banda –la operación permanece abierta y desde la Benemérita no se pone cifra ni a los posibles arrestos ni al total de hechos delictivos que se les atribuye– les daba lo mismo hurtar el coche de lujo del exalcalde de A Coruña y exembajador en el Vaticano que un camión grúa como el que hurtaron en Lugo para desplazarse con él hasta la ciudad herculina y estamparlo contra la nave de Cristalería López, en Feáns, para reventar los accesos y llevarse lo que encontraran.

En esta ocasión, nada, a diferencia del asalto que ya habían hecho justo en ese mismo negocio días atrás, empleando un coche robado en Betanzos, cuando sí obtuvieron un botín de herramientas y la caja registradora, explicaron desde la cristalería en declaraciones a la TVG.

Este caso evidencia el modus operandi que solían emplear: hacerse con vehículos y usarlos para sus fechorías, de las que por ahora se contabilizan hasta una veintena por toda Galicia en unas dos semanas. A más de una por jornada.

Una empleada de gasolinera de Sarria dio el aviso

Así se traza su rastro hasta principios de mes, cuando robaron tres automóviles de un depósito judicial de Carral. Es lo mismo que ocurrió en un taller de Oza, que les sirvió de punto de partida para explorar criminalmente Ourense y Lugo, y de otro de Sada, donde se toparon con el Mercedes de Francisco Vázquez. De allí tomaron asimismo un Megane y un Citroën cuyas prestaciones no les convencieron tanto y dejaron tirados a poca distancia. Aunque, antes o después, era el destino que corrían todos los coches. A dos de los de Carral incluso les pegaron fuego; el del político quedó estampado contra un árbol. 

De hecho, la escasa discreción que les proporcionaba este último, de alta gama, desencadenó el final de sus aventuras. Fue la empleada de una gasolinera de Sarria la que receló de que unos chicos tan jóvenes estuvieran al volante de semejante máquina, indica El Confidencial. La mujer dio aviso a la Guardia Civil y esta constató que la matrícula era la del Mercedes de Vázquez. 

Con esta información, les dieron el alto el viernes por la noche en la carretera de Ordes a Sigüeiro. Al verse cercados, dos de los cuatro chavales optaron por huir a la carrera y los investigadores aún tratan de dar con ellos. Otro, mayor de edad, pasó a disposición judicial este fin de semana. El cuarto, fue devuelto al centro de menores

La otra banda de O Milladoiro 

La banda quizás tomó como inspiración a otro grupo de cuatro menores y un veinteañero con base en O Milladoiro que robaban todo coche que veían con las llaves a mano, o incluso forzando la cerradura y anulando su centralita con un decodificador, para utilizarlos como transporte para cometer desde asaltos a viviendas hasta alunizajes en comercios. Luego, también procuraban destrozarlos en zonas de bosque para borrar huellas.

La Guardia Civil consiguió atraparlos en junio en la operación Perpetrados, tras relacionarlos con una treintena de delitos contra el patrimonio en quince concellos de A Coruña y Pontevedra.