El pluriempleo, en boga: 32.500 gallegos tienen más de un trabajo para llegar a fin de mes

Son el 3% de los ocupados y las mujeres son mayoría entre quienes simultanean varias actividades. Trabajadores que hacen malabares con contratos a tiempo parcial en la limpieza, el cuidado de dependientes y la distribución alimentaria relatan su experiencia

Trabajadora de la limpieza.Pixabay
photo_camera Trabajadora de la limpieza. PIXABAY

Hace 15 años que Galicia no tenía una tasa de paro inferior al 10%, un hito que ha sido posible gracias al dinamismo laboral que mantiene la cifra de cotizantes en una senda ascendente, por encima de los 1,09 millones de trabajadores, el nivel más elevado desde julio de 2008.

En un contexto en el que en el primer trimestre las empresas gallegas tenían 7.084 vacantes sin cubrir, un 60% más que antes de la pandemia, no es de extrañar que el pluriempleo también esté en niveles elevados.

En todo caso, se trata de un fenómeno detrás del cual existen múltiples casuísticas: muchos trabajadores se ven abocados a simultanear dos o más ocupaciones para poder llegar a fin de mes en unos años en los que la inflación ha hecho mella en las economías domésticas, para otros, como los médicos que atienen una consulta privada y trabajan en el sistema público, es una opción voluntaria que permite realizarse profesionalmente, al tiempo que, obviamente, ingresos y cotizaciones se ven mejorados.

Según los datos del Instituto Galego de Estatística (Ige), en el segundo trimestre unos 32.500 trabajadores gallegos tenían más de un empleo. Son un 7% menos que hace un año, pero el nivel se mantiene un 15% por encima del primer trimestre de 2022, cuando entró en vigor la reforma laboral orientada a reducir la precariedad mediante el impulso del empleo indefinido.

Del cruce con el total de ocupados que recoge la encuesta de población activa, se extrae que los pluriempleados son algo menos del 3% en la comunidad. Su peso es similar en el conjunto de España (2,7%), donde de los 585.800 profesionales con más de una ocupación el 51,4% son mujeres.

A nivel estatal, las estadísticas del Ine permiten conocer algo más sobre el perfil del pluriempleado, pues revelan que en el 87% de los casos optan por esta alternativa trabajadores del sector servicios, en tanto que solo un 7% de los pluriempleados tienen su puesto principal —normalmente, aquel al que se dedican más horas— en la industria, una ratio que se reduce al 2,9% en la agricultura y al 2,7% en la construcción.

Volviendo a Galicia, el Ige indica que 24.900 trabajadores que compaginan más de una actividad profesional son asalariados en su puesto principal (77%), frente a 7.400 autónomos (23%).

En cuanto a su ocupación u ocupaciones secundarias, en este caso aumenta el peso del autoempleo, pues un 36% presta sus servicios cotizando como trabajador por cuenta propia.

Con todo, la estadística refleja solo una parte de la realidad del pluriempleo, pues el propio Ige señala que una persona que ejerza de forma simultánea la misma ocupación con la misma situación profesional en varios establecimientos dedicados a la misma actividad no cuenta como pluriempleado. Es el caso, por ejemplo, de una empleada de hogar que se encargue de la limpieza de varias casas.

Y tampoco hay que perder de vista que muchos asocian el auge del pluriempleo con un repunte de la economía sumergida y el empleo precario. Aunque a nivel estatal sí se observa un incremento de los contratos a tiempo parcial, en el caso de Galicia el peso del empleo por horas sobre el total de la ocupación se mantiene en niveles similares al contexto previo a la reforma laboral: representan en torno al 13,6% del total del empleo.

"Llevo diez años con dos trabajos para tener un sueldo digno y poder vivir"

A sus 32 años, Uxía Martínez sabe lo que es hacer auténticos malabares para "conseguir llegar a un sueldo digno y poder vivir".

Uxía Martínez.EP
Uxía Martínez. EP

Esta viguesa, que lleva 19 años afincada en Madrid, compatibilizó hasta el 1 de julio un empleo de media jornada en sábados y domingos haciendo limpieza en el aeropuerto de Barajas con otro contrato de atención a personas con movilidad reducida en la terminal. En este caso, comenzó con una media jornada con turnos rotatorios, pero acaba de pasar a tiempo completo. Trabaja cuatro días y libra dos. Tras conseguir esta mejora, resolvió pedir una excedencia en su puesto como limpiadora.

"Como ya no tengo 20 años, ahora cuesta más y voy a ver si me apaño económicamente solo con un empleo", relata la joven, que indica que fueron "diez años difíciles para conseguir que los horarios no se solaparan".

"Es volverte loca semana tras semana. No descansas y no tienes vida y, luego, Hacienda te baja a la realidad", señala en alusión al palo que supone el tener más de un pagador a la hora de presentar la declaración de la renta.

Y es que cuando en un fin de semana le tocaba atender a sus dos ocupaciones acababa estando en activo "durante 16 horas" diarias.

A nivel económico, Uxía, que vive con su pareja, indica que mientras simultaneó los dos empleos con medias jornadas cobraba unos 1.300 euros, que pasaron a rondar los 2.100 cuando logró la jornada completa en su empleo de atención a personas con movilidad reducida.

"Preferiría un contrato a jornada completa, pero nunca lo conseguí"

Freddy Romero llegó a Galicia con su mujer y sus cuatro hijos en 2003 desde Bolivia. En octubre cumplirá los 65 años y hoy afirma sentirse "cómodo" en el terreno laboral. Desde 2008 compatibiliza dos empleos: por la mañana dedica dos horas al cuidado de una persona mayor y, llegada la tarde, trabaja otras cuatro en un supermercado de Santiago.

Freddy Romero.EP
Freddy Romero. EP

"Me encargo de levantar, duchar, vestir, dar el desayuno, pasear y dar los medicamentos al señor, que tiene 87 años. En el súper, repongo bebidas", explica el trabajador, que incide en que "siempre" ha cotizado a la Seguridad Social". "Preferiría un contrato de jornada completa, pero nunca lo conseguí. Ahora, a mi edad es más complicado. Además, con el paso de los años me fui acostumbrando y me gusta. Aunque fue difícil al comienzo, ahora controlo y me siento cómodo", afirma Freddy, que entre los dos empleos cobra unos 1.300 euros al mes.

Se especializó en el cuidado de mayores siguiendo el consejo de su mujer, que es auxiliar de enfermería y trabaja en el campo de la dependencia.

Tras esforzarse para sacar a sus hijos adelante, hoy, afirma con orgullo que "todos trabajan": el mayor es ingeniero de obras públicas; el segundo, médico de familia; el tercero, técnico electrónico, y el benjamín, ingeniero informático. Romero, que recuerda, agradecido, el apoyo recibido desde Cáritas y el Foro Galego de Inmigración a su llegada, confía en poder "disfrutar un poquito" dentro de dos años, cuando se pueda jubilar.

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