Vivir en el rural implica, por desgracia, tener los servicios a desmano. También el oculista, un especialista que no abunda en los ambulatorios de zonas no urbanas, muchas de las cuales, además, carecen de ópticas con aparatos para testar la vista.
El Colexio de Ópticos Optometristas de Galicia quiso averiguar si existe correlación entre esta carestía de revisiones visuales y la salud ocular. Y tras pasar revisión a vecinos de Rinlo, Muras, Avión y Vilariño de Conso, la conclusión es preocupante: uno de cada tres tiene una agudeza visual inferior al 0,5, la mínima exigida por ley para conducir.
Una observación clave es que existe un retraso a la hora de realizar las revisiones visuales: el 35,40% de los vecinos, casi cuatro de cada diez, llevaba más de un lustro sin evaluarse la vista, mientras que un porcentaje casi idéntico, el 35,63%, no había renovado sus gafas o lentillas desde cuatro años atrás o más.
Dos factores que, según incide el colegio profesional en los resultados del estudio, publicados este martes, "infieren directamente en su calidad de visión: uno de cada tres (33,33%) tiene una agudeza visual inferior al 0,5".
¿Qué significa menos de 0,5 de visión?
Y este pobre índice, que supone que la visión de esa persona es el 50% de la idónea, constituye el mínimo exigido por ley para conducir en los psicotécnicos, un dato que, tal y como apunta el informe del Colexio de Ópticos, "cobra aún más importancia porque el coche es elemento imprescindible en estos municipios para realizar las labores básicas del día a día".
Desde el órgano colegiado concluyen, por tanto, que "la distancia al centro óptico retrasa las revisiones y la renovación de equipamientos", como gafas y lentillas, por parte de los habitantes del rural, lo que redunda en una peor salud ocular.
En este sentido, los ópticos gallegos destacan que "la mitad de los vecinos que acudieron a las revisiones" que se llevaron a cabo en unidades móviles en los pueblos lucenses de Rinlo y Muras y en los ourensanos de Avión y Vilariño de Conso "lo hicieron porque sabían de su mala visión, pese a llevar tiempo sin revisarse, y aprovecharon la facilidad ofrecida para descubrir qué les pasaba".
Gafas de sol, más que un complemento de moda
Otro resultado preocupante es la poca concienciación existente respecto al uso de gafas de sol, y más teniendo en cuenta que el estilo de vida en estas áreas no urbanas implica, en líneas generales, muchas horas de exterior. "El 58,47% no usa" este elemento, que "sigue considerándose un accesorio únicamente de moda", reza el estudio.
