Más de 96.000 niños viven en Galicia en hogares pobres o en riesgo de exclusión

Son el 25,8%, casi un punto más que el año previo pero por debajo de la media de España, que roza el 34%. Las familias monoparentales y las numerosas son las más afectadas
Niños jugando el la Praza da Ferrería de Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Niños jugando en la Praza da Ferrería de Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

La pobreza se está cebando, en especial, sobre los niños y los adolescentes. Este el diagnóstico de la Plataforma de Infancia, que advierte de que, mientras que la tasa de riesgo de pobreza y/o exclusión social (Arope) se incrementó 0,7 puntos en 2023 para el conjunto de la sociedad, para los menores de edad fueron 1,7, hasta dejar en esta situación al 33,9% del total. La tendencia en la comunidad también fue a peor, aunque se encuentra por debajo de la media, con una ratio del 25,8% que implica que hay unos 96.150 menores en Galicia en riesgo de pobreza o exclusión. Son en torno a 2.800 más que un año atrás. 

Del informe presentado este lunes por la asociación se extrae que tener hijos es un factor que acrecienta el riesgo de sufrir carencias materiales, dado que "España muestra serias dificultades en su lucha contra la pobreza en la infancia", advierte su presidente Ricardo Ibarra. "Mientras que para el resto de los grupos de edad la tasa de pobreza ha disminuido ligeramente y llega al 20,2% de la población, la pobreza en la infancia también ha crecido en 1,1 puntos, alcanzando al 28,9%". Unas estadísticas que convierten al país en "el segundo de la Unión Europea con la tasa más alta de pobreza infantil". 

La inflación y la crisis energética han influido decisivamente en este aumento de la población en riesgo de pobreza y/o exclusión social. Precisamente, el análisis incide en que la pobreza energética y alimentaria en la infancia "presenta los registros más altos desde que se cuentan con datos" y que, en concreto, el 19,9% de los hogares con menores "no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada". En la misma línea, la carencia material severa "volvió a batir su récord histórico en 2023, alcanzando un 10,8% en menos de 12 años". 

El alza se reparte entre 10 de las 17 comunidades autónomas, entre ellas Galicia. Después de haberse reconducido la situación tras la pandemia –un contexto en el que la tasa Arope se disparó al 33,5% y 31,7% en 2020 y 2021– la ratio repuntó casi un punto el año pasado, al pasar del 24,9% al 25,8%, cifras que se aproximan al de 2015. Esto hace que la diferencia entre la tasa de riesgo de pobreza en la infancia y los objetivos de la Onu –que en 2015 fijó la meta de reducir a la mitad las tasas de pobreza en todas sus formas hasta 2030– es de 4,7 puntos porcentuales. Aun con todo, son cuatro menos que la media estatal. 

Así pues, los hogares con niños y adolescentes "son los que muestran un mayor deterioro en su situación económica y social", concluye Ibarra. Pero, además, "la pobreza no alcanza por igual a todos". Porque, entre los factores que influyen "directamente" en el riesgo de pobreza infantil, señala "el origen de los padres y madres, vivir en una familia monomarental o monoparental o formar parte de una familia numerosa". 

Para ello se remite al dato de que el 53,1% de las familias monoparentales, el 51,7% de los hogares con tres menores de 18 años y el 71% de los hogares con más de tres menores de edad están en riesgo de pobreza y exclusión en España. 

Más inversión

Para Ibarra, la solución pasa por destinar fondos. "España invierte poco y es poco eficiente en la lucha contra la pobreza infantil" explica, antes de señalar que "es el país de la UE que menos ha logrado reducir la pobreza a través de transferencias sociales, solo en 5,9 puntos". 

Al respecto, propone crear "una ayuda a la crianza de carácter universal" a través de deducciones fiscales reembolsables en el IRPF, así como apoyos específicos a las familias monoparentales desde el primer hijo para equiparar la protección que reciben al de las familias numerosas. 

Pero también reclama medidas más transversales, como "políticas específicas dirigidas a paliar la pobreza energética, la brecha digital, la garantía de una alimentación saludable, etcétera".